La evaluación docente debe entenderse bajo mi punto de vista como una forma o medida de conocer si se ha cumplido o no con ciertos objetivos que se han propuesto previamente.
En este sentido, el primer acercamiento a la evaluación debe darse en relación a los conocimientos previos del alumno, llevando a cabo una labor de verificación de competencias y conocimientos del alumnado antes del inicio de la explicación de una nueva materia o tema. Estos conocimientos son el punto de partida y el apoyo para continuar añadiendo y completando información que permita el crecimiento cognitivo del alumno. Esta primera evaluación la realizo en mi labor docente a través de un simple test que me permita recabar la información necesaria para establecer un punto de partida real.Esta evaluación es fundamental y ayuda a no dar por hecho que el alumno posee conocimientos sobre una determinada materia únicamente por haberla cursado en un año anterior, por ejemplo.
Pero posiblemente el tipo de evaluación más importante, o al menos así lo considero, es la formativa, la que se produce dentro mismo del proceso de enseñanza y permite medir el rendimiento de los alumnos a tiempo real, pudiendo contrastar si los alumnos están absorbiendo o no la información, de tal forma que se puedan modificar planificaciones, técnicas, estrategias de enseñanza y de aprendizaje, actividades, etc, con el fin de alcanzar los objetivos fijados de manera más eficaz. La evaluación no se puede considerar una tarea rutinaria que simplemente busque el aprobado o el suspenso del alumno, sino la senda que se ha escogido para comprobar efectivamente que el aprendizaje que se buscaba al inicio de curso se está consiguiendo o si hay que cambiar de ruta o de estrategia de enseñanza.
Además, se consigue paliar el estrés que pueden sufrir los alumnos al pensar que tan sólo un examen será capaz de definir su éxito o fracaso como estudiantes, puesto que es un tipo de evaluación en la que se tienen en cuenta todos los esfuerzos y aportes de los alumnos, lo que permita que aprendan poco a poco de una manera diaria o regular. Debe ser en todo caso continua, cualitativa e individual
Las formas de evaluar en la etapa formativa son múltiples, siendo en mi caso las más utilizadas la solución de problemas, los proyectos, los debates, el uso de portafolios, los mapas conceptuales, y en ella no sólo deben contemplarse la adquisición de contenidos por parte de los alumnos, también las habilidades, destrezas y los valores son evaluados.
Finalmente, en mi centro de trabajo también se lleva acabo evaluación sumativa, más tradicional, que es la que se encarga de medir el resultado de los alumnos después de un proceso de aprendizaje. Estas pruebas, a pesar de que su objetivo último es aprobar o suspender al alumno, hacer que supere o no supere el curso, éste no puede ser el fin en sí mismo, sino que debe buscar que el alumno mejore y siga aprendiendo de la forma más óptima posible.Para poder conocer si una prueba sumativa ha sido buena, es importante recopilar datos sobre los resultados que ha obtenido el alumnado y establecer una correlación con los objetivos planteados, para ver si estos finalmente se alcanzaron o no.
Por lo tanto, podemos decir que en la evaluación sumativa se pretende no sólo medir el rendimiento del alumnado, sino también la eficiencia del programa de estudios y conocer en consecuencia si hay que realizar modificaciones.Lo importante no es sólo que busquemos datos cuantitativos, sino que también nos centremos en los datos cualitativos. Lo que queremos decir con esto es que la evaluación sumativa no debe definirse como un único examen final, sino como un proceso que englobe todas las evaluaciones que han formado parte del curso, haciendo un análisis y viendo si en balance, se han cumplido los objetivos docentes propuestos.
En términos generales, este tipo de evaluación se realiza en mi CEIP a través de un examen escrito u oral, en el que el alumno muestra si finalmente si ha adquirido o no los conocimientos necesarios para continuar avanzando a la siguiente etapa de su proceso de aprendizaje.
Sin duda la carencia más importante que detecto en mi centro de trabajo es que no exista un tipo de evaluación a la inversa, donde sea el alumnado el que, tras detectar carencias en el proceso de enseñanza, realice una evaluación del profesorado y elabore una serie de modificaciones a tener en cuenta por los docentes y la dirección del Centro.
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